Nunca eres demasiado vieja para establecer otro objetivo o para soñar un nuevo sueño.

“You are never too old to set another goal or to dream a new dream.” Esta frase de C. S. Lewis nos recuerda una verdad que a menudo olvidamos: la edad no define la capacidad de soñar, crecer o reinventarse. Cada etapa de la vida ofrece una nueva oportunidad para comenzar algo diferente, para perseguir una meta o para redescubrir aquello que alguna vez nos inspiró.

Con el paso del tiempo, muchas personas creen que los sueños deben quedarse en el pasado, que ya no hay espacio para nuevos comienzos. Sin embargo, la experiencia acumulada con los años no es una limitación, sino una ventaja. La madurez nos otorga una visión más clara, una comprensión más profunda de lo que realmente queremos y una mayor fortaleza para enfrentar los desafíos que antes parecían imposibles.

Establecer una nueva meta no requiere juventud, sino decisión. Los grandes logros suelen nacer en momentos donde otros habrían desistido. No importa si se trata de aprender una habilidad, emprender un proyecto, cambiar de rumbo profesional o simplemente buscar una vida más plena; lo importante es mantener viva la chispa de la aspiración.

Soñar no es un privilegio de los jóvenes, es una capacidad humana que no envejece. Cada sueño nos mantiene en movimiento, nos impulsa a mejorar y a creer que siempre hay algo más por descubrir. Mientras exista deseo de avanzar, el tiempo nunca será un obstáculo.

Nunca es tarde para soñar, porque los sueños no tienen fecha de caducidad. Cada día es una nueva página en blanco, lista para escribir una historia diferente. Lo esencial es mantener el corazón abierto a la posibilidad y la mente dispuesta a creer que aún hay mucho por alcanzar.